Siempre sentí una atracción especial
por aquella costa. Lo mejor sin duda es su extraordinaria playa, allí todo es
distinto, todo brilla con luz propia, todo es tan mágico. Las olas, el sol,
incluso pasear por la arena dorada en busca de caracolas para escuchar el
susurro del mar tiene su encanto. Pero lo peor…Lo peor de aquella costa, sin
duda, es el manglar.
Allí, hasta los rayos del sol
presiente algo, por eso nunca llegan a tocar el agua. Allí toda la
nebulosidad se atiborra a capricho y el agua chorrea impetuosa, por cada
centímetro del manglar.
Sus aguas parecen tranquilas, pero
fingen, para que te confíes. Aunque creas que son ingenuas, no es así,
albergan en su interior una extraña energía.
Aquella mariposa fue la culpable,
corría tras ella para atraparla, cuando me topé con el manglar.
Un solo baño en aquellas túrbidas aguas y ya estás condenado para siempre. A partir de ese instante ya todo es
diferente, ya nunca te sientes igual.
Lo peor del manglar es que si te
adentras en él, ya jamás podrás liberarte de sus garras, da igual que te
resistas, vayas donde vayas, ya nunca serás la misma persona.
Aunque te alejes de sus aguas,
sigues sintiendo su perverso poder en tu interior, una fuerza
maligna incomprensible se apodera de ti, para siempre.
Autora-Margary Gamboa.
Llego a tu casa por casualidad. Leí "El milagro de la vida" en tu otro blog y me atrapó. ¡Es un relato bellísimo! Además conozco varias mujeres que suspiran por ser madres sin conseguirlo.
ResponderEliminarDesde allí llegué aquí. Interesante e inquietante relato El Manglar, felicidades. Saludos.