lunes, 16 de enero de 2012

RECUERDOS DE AQUEL AYER


EL Y ELLA

¡Que día tan hermoso! el parque está rebosante de aromas y luminosidad.

- Si, es verdad esposa mía, un día maravilloso y digno para recordar…Las palomas arrullando me ayudan a evocar, en este paseo por el parque, aquella escena singular…Tú, rebozas hermosura, linda rosa eras de infanta, parecías una mariposa que revoloteaba al alba, estabas jugando junto a la fuente con unas cuantas chavalas.

Yo, sentado en la escalera que hasta la plaza bajaba, allí, en el primer peldaño, observa el entorno y miraba a las zagalas.
Mi mirada no era concreta, con gozo percibía el ambiente acogedor, que engalana al alcázar.

¿Recuerdas cuando por primera vez nuestras vidas se cruzaban? yo aún lo tengo presente, nunca olvidaré esa estampa. Advertiste mi presencia, mientras al aro jugabas y sin pensarlo dos veces, fingiste que se escapaba.

- ¿Si? ¿Y cómo sabes tú eso?

- Porque era joven y avispado y ningún detalle se me escapaba. Mandaste al juguete muy cerca de donde yo me encontraba.

- Si, es verdad, claro que lo recuerdo, fue una bravuconada.

-Con arte y mucha dulzura tus caderas contoneaste al percibir mi ojeada. ¡Qué imagen tan sublime! si la suerte me acompañara… Pensé en aquel momento, como si tuviera miedo, de que tú, te me escaparas.
Una sonrisa sutil te obsequié a ti, mi amada. Advertí que con modestia tu rostro se sonrojaba y un piropo lancé al viento como el que lanza una daga.


-Sí, es verdad querido esposo, aún recuerdo esas palabras, sonaron en mis oídos como sinfonía clara.
Me dijiste alto y claro: ¡Que sonrisa más bonita y que preciosa mirada, sugerente como un beso y linda como tu cara!


-Sí, es verdad mi amada esposa, esas fueron mis palabras, es curioso como el tiempo no ha querido borrarlas.
No contestaste, pero tu sonrisa recuerdo como una luz, bella y clara. Me sonreíste dichosa al escuchar lo que te hablaba y hasta el corro regresaste donde antes te encontrabas.

-Si es verdad ¿sabes que mis amigas impacientes fisgoneaban? querían saber que ocurría que ellas no se enteraban y con recelo decían…-¡Que muchacho tan apuesto tiene de un ángel la cara!


-¿Eso dijeron de mí?-Que simpáticas zagalas.

-Pues si amado mío, eras un galán hermoso, parecías una estatua de un príncipe encantado en aquella escalinata.


-Gracias esposa mía ¡Cuánto tiempo de aquello ya nos separa! Parece que fue ayer, cuando por primera vez, vi tu angelical cara. Con aquella dulce sonrisa inocente y delicada, que con gusto a tus amigas regalaste, mientras yo te observaba. Olvidaste aquel juguete, las niñas te preguntaban, pero tú ya no atendías y solo a mí me mirabas.

Autora Margary Gamboa. ©todos los derechos reservados.

2 comentarios:

  1. Precioso!!!

    Me hizo viajar en el tiempo, recorrer el camino andado en un segundo y volver a verme en compañía de mi esposa amada.

    ResponderEliminar
  2. Me alegro de que te haya gustado y te agradezco mucho que hagas constancia de ello. Vuelve cuando quieras.

    ResponderEliminar