lunes, 6 de febrero de 2012

DIFÍCIL CUESTIÓN



Tengo un sueño escondido debajo de mi almohada, se me quedó cautivo en los confines del alma. Mi sueño suele ser discreto y constante, que me hace sentir que la vida es mucho más interesante.

Sueño con peces que vuelan, risas de todos colores, con un mundo maravilloso y con imposibles amores. Aunque a veces me pregunto, si mi sueño es sincero, porque sueño cosas que nunca fueron, pero si he de soñar, porque no disfrutar mientras duermo, aunque mueran en el abismo, la mayoría de mis sueños.

Llevan trazos de poemas, esencias de certidumbre, con un misterio a resolver. La cuestión sería saber, como podría lograr que mi sueño no fuese un sueño, si no la pura realidad.

Me aferro firmemente a su presencia para custodiar su creación, en los arrabales del alma y en lo más recóndito del corazón.

Clareando el alba, cuando el amanecer baña mi alcoba, mi escurridizo sueño se evade y como si nadie lo viera, oculta su destello debajo de la cabecera.
Me levanto sigilosa sin muchas ganas de nada, esperando que mi sueño aletargado, duerma largas temporadas. Pero cuando me dispongo a hacer la cama, el sueño se va enredando entre mi cálido edredón y mis mullidas mantas. Pretende evadirse, discretamente, con la luz de mañana. Pero es mi prisionero, esclavo de mi presente, quien libera a mi mente de mi propia razón. El único que convierte cada una de mis noches en pura magia y debe aguardar con paciencia hasta que el ángelus caiga.

En él se reflejan mis miedos, inquietudes, seguridad, confianza y no estoy dispuesta a consentir que se esfumen mis esperanzas. Porque me reconforta el espíritu, de ilusiones perdidas y seguridad plateada.
Y cuando por fin consigo hallarlo bajo mis sábanas,  intento persuadirlo proponiéndole confianza. Pero bajo el pijama pretende esconderse, intento atraparlo porque me lo pide el alma, pero mi sueño es astuto, hábil e ilusorio, y se desliza despacio bailando por el dormitorio, hasta meterse por debajo de mi cama.

Yo tengo un sueño que es mío, sueño sincero del alma,  que por ser sueño se esconde debajo de mi almohada.
Se me plantea una difícil cuestión, si me turba tanto el sueño, como saber si mi sueño es mi prisionero o si soy su prisionera yo.

Autora Margary Gamboa. ©todos los derechos reservados.

2 comentarios:

  1. Ingenioso y muy simpatico este texto. Mi reconocimiento y me quedo contigo.
    Isabel Sampedro

    ResponderEliminar
  2. Los sueños hay que atraparlos para que no nos abandonen nunca Margarita. ¿Sin sueños que somos? A sus pies mi querida poeta.

    Josue

    ResponderEliminar