Querido destino... alguien me dijo
una vez que hay que construir sueños sin dejarse cortar las alas...Y, aquí
estoy, desnuda ante la adversidad, viviendo la vida a trompicares, intentado
sortear este talud que me fustiga, percibiendo los ahogados sonidos del alma
con turbaciones contraídas.
Así dejo que pasen los días, aspirando el perfume me que lleva al otro lado de siempre. Donde suelo permanecer inquieta, viendo como el viento mueve las grises nubes de mi alma.
Cuando la hora me llegue, cuando ya se disipen sinsabores, llegará por fin la paz, porque el pasado habrá llegado a su fin, habrá que déjalo ir... Y será un tiempo nuevo, tiempo de empezar a vivir el resto de la vida.
Margary Gamboa
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